de no volver a vernos; nada impedirá que yo le piense,
que le guarde en mi corazón y mi mente como un hermoso e imborrable recuerdo.
Nada impedirá, ni podrá evitar que le lleve dentro que le escriba cartas de amor que nunca habré de enviar.
Nada impedirá, ni podrá evitar que le lleve dentro que le escriba cartas de amor que nunca habré de enviar.
Aunque solo de usted reciba rechazo, sin razón, ni motivo, oh! rechazo inmerecido, nunca logrará en mí el olvido.
No se inquiete Señor Rechazo, lo dejo tranquilo, pues mi dignidad aún no he perdido, más tenga muy claro, que este gran amor, para usted desconocido, este inmenso Amor se queda conmigo.
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